martes, 31 de agosto de 2010

Una pequeña parte de mi infancia!

Hoy quisiera pasearme y recordar aquellos días de cuando era niño pero en una época específica. Siempre he vivido en la casa de mis abuelos y un día una de mis tías se muda cerca de nuestra casa con su hijo pequeño y su esposo. Yo me la pasaba metido allá jugando con mi primito todo el día mientras mi tía cocinaba o veía la novela, su esposo trabajaba casi todo el día, el es un hombre recto y siempre quiere que las cosas sean como el diga, cosa que a mi me molesta; sin embargo, convivíamos bien. La casa era súper pequeña pero era cómoda y yo la pasaba mejor que en mi casa porque aquí tenia con quien jugar, en mi casa no. Esa casa se convirtió en mi otra casa, mis tíos eran casi mis padres y mi primito paso a ocupar ese lugar vacío de un hermano. Los vecinos eran conocidos pero allí los conocí mucho más. Jugaba con los otros niños hijos de los vecinos, corríamos, jugábamos Nintendo, íbamos a otros solares a explorar (era un lugar que no estaba tan habitado como ahora), jugábamos a los ninjas y otros juegos que inventábamos. Cuando llovía era de lo mejor porque nos bañábamos bajo la lluvia y nos deslizábamos en el barro. Yo me sentía como Huckleberry Finn y sus amigos, era lo máximo! Frente a la casa de mi tía vivía una niña que me gustaba muchísimo, cuando ella pasaba frente a la casa nos quedábamos viendo mutuamente. Yo siempre veía que en las novelas el hombre agarraba a la mujer y le decía “tu y yo tenemos algo en común” y le daba un beso en la boca, yo quería hacer eso mismo con ella pero nunca me atreví. De hecho, nunca le hable, hasta hace poco que me la conseguí en una fiesta de graduación y la invite a bailar. Había de todo en ese sector, niños honestos y amigos de lo ajeno, mujeres que tenían fama de ser putas, mujeres descaradas que engañaban a sus maridos mientras ellos trabajaban (todo el mundo lo sabia menos el pobre marido), borrachos... Mi tía siempre me recordaba que me cuidara de andar en cosas malas así que siempre estuve alerta. En las noches veíamos películas en VHS que traía mi tío político. Mi primito apenas estaba empezando a hablar y era full tremendo pero yo me divertía con el. Un día mis tíos deciden irse del pueblo para probar suerte en otra ciudad y se mudaron. Fue chimbo, yo me tuve que regresar a la casa de mis abuelos, ya no jugaba mas con mi primito, se había ido el hermanito que nunca tuve y que siempre quise tener ni me divertía con los vecinitos, todo volvió a ser como antes. Otra vez solo y encerrado porque en mi casa me mantenían en la casa y casi nunca pude compartir con los muchachos de la cuadra, me protegían mucho y creo que esa idea fue un poco exagerada. De aquel “niño Jair” todavía queda en mi mucho, a pesar del tiempo y de la madurez adquirida.